Ella lo acompañó durante toda la
noche, mientras él aferraba firmemente
sus labios a la botella.
Apoyada en la pared, enfundada de
negro vestido, se mantenía a la espera. Deseosa de que él colocase sus fuertes
manos sobre su cuerpo.
Él, la observaba fijamente, entre
sorbo y sorbo. Ya embriagado, abandonó la botella. Tras un intenso impulso se
lanzó hacia ella.
La tomó con vehemencia.
Afanosamente abrió el cierre de su vestido.
Desnuda entre sus manos, entregada
a su voluntad. Se dejó dominar. La sentó cuidadosamente en su regazo, mientras
se aferraba a la curvatura de su cintura.
Sus inquietas manos se deslizaron
recorriendo de un extremo a otro la femenina figura. Los dedos temblorosos de
su izquierda, recorrieron su delgado cuello, sin dejar un solo espacio por
acariciar. Instantáneamente, su mano derecha, fue al encuentro de su vientre.
Suavemente la tocaba, obligándola a estallar.
Ella emitió un gemido, su voz
arpegiaba. Entonó suavemente las notas de una canción.
Junto a su guitarra esa noche, bajo
los efectos del alcohol, el trovador, tarareó sus penas.
La tinta del caos
Publicado y traducido al francés en Febrero del 2015, por Tradabordo.
Lectures d'ailleurs.