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Mostrando las entradas de julio 2, 2016

OBSESIÓN

Sentado frente al monitor, veía fotografías pasar a una velocidad inusual frente a sus pupilas dilatadas. Todas las noches, permanecí a horas haciendo el mismo recorrido; mientras la imaginaba... Mientras la diseñaba.... Casi obsesivamente, podía escucharla sin oír, podía sentirla sin tocar. Todas las noches frente al monitor, veía los flashes de su imagen pasar. La desnudaba en su mente.... La deseaba en sus labios... Desesperaba por encontrarla, soñaba con conocerla. Meses pasaron y su obsesión crecía, por la calles caminando, lo acompañaba en su celular.   Ciego por ese amor virtual, aquella tarde, tropezó con ella, sin mirar a quien, pidió disculpas y siguió su camino sin quitar los ojos de su aparato. Ella,  lo saludó. El no demostró interés en mirarla. Sus caminos se cruzaron, pero perdido en su obsesión, jamás la encontró. L a tinta del caos Feb., 2015.

INSOMNIO

Era de noche, la luna llena iluminaba con intensidad la oscura bóveda celeste. Una espesa niebla, emergía desde la tierra, otorgándole al paisaje una misteriosa y tenebrosa figura. Caminaba por las afueras de la ciudad. Salí a tomar un poco de aire fresco, puesto que llevaba tiempo encerrada y mi mente, tras sus efectos, comenzaba a agobiarse. Bloqueando mis ideas. Tampoco podía dormir. A pesar de sus escalofriantes características, vi la noche hermosa. Las horas pasaron,  en cualquier momento el sol comenzaría a asomar. Repentinamente el sueño vino a mí. Lejos de mis aposentos y algo desorientada, busqué entre las lápidas del cementerio, hasta encontrar mi tumba. Al asomar el primer rayo de sol que traía el alba, cerré los ojos. Me dormí profundamente como nunca antes lo había hecho. Feb., 2o15 La tinta del caos.

IMPULSO

Ella lo acompañó durante toda la noche, mientras él  aferraba firmemente sus labios a la botella. Apoyada en la pared, enfundada de negro vestido, se mantenía a la espera. Deseosa de que él colocase sus fuertes manos sobre su cuerpo. Él, la observaba fijamente, entre sorbo y sorbo. Ya embriagado, abandonó la botella. Tras un intenso impulso se lanzó hacia ella. La tomó con vehemencia. Afanosamente abrió el cierre de su vestido. Desnuda entre sus manos, entregada a su voluntad. Se dejó dominar. La sentó cuidadosamente en su regazo, mientras se aferraba a la curvatura de su cintura. Sus inquietas manos se deslizaron recorriendo de un extremo a otro la femenina figura. Los dedos temblorosos de su izquierda, recorrieron su delgado cuello, sin dejar un solo espacio por acariciar. Instantáneamente, su mano derecha, fue al encuentro de su vientre. Suavemente la tocaba, obligándola a estallar. Ella emitió un gemido, su voz arpegiaba. Entonó suavemente las notas de una canció...