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Mostrando las entradas de julio 12, 2015

MAL DE OJOS

No hallé en tus ojos lo que tanto buscaba. Solo sombras sin luz, con destellos de vanidad y egoísmo. No hallé en tus ojos una gota de esperanza, solo sueños frustrados encerrados en una tumba de codicia y poder. No pude vislumbrar en ellos el amor que tanto ansiaba ver reflejado, solo imágenes de lujuriosos placeres vi emerger de tus pupilas. No había mareas de pleamar que indicaran q ue alguna vez habías sufrido por un querer, ni un lagrimal con indicios de una lágrima emanada de un corazón cansado de abrirse al amor. No hallé en tus ojos el tesoro que tanto buscaba, solo una mirada fría y perdida en su propio yo. No tenías la capacidad de entregarte en una mirada, ni vergüenza de encontrar tus ojos con los míos a pesar de tu terquedad y tu fría vanidad. Sin embargo y a pesar de no haber encontrado el tesoro que tanto buscaba en tu mirada, me arriesgué a vivir la cruda odisea de entregarle a tus ojos el destello ansioso que dilataba mis pupilas al amarte sin condición. Hoy pa...

DESHACIÉNDOTE

Eran tantas las ganas que tenía de hacerlo. Te miré, te miré y te miré repetidas veces; allí estabas quietecito con tu carita inocente que contrastaba con tu sonrisa demoníaca.  Te hablé, te grité e insulté en sobremanera y solo me sonreías como si te hicieran gracia mis acusaciones. Mi excitación aumentaba ante tu indiferencia, a un punto tal llegaron mis ganas que no pude evitarlo. Tomé las tijeras que se encontraban sobre mi cómoda e inmediatamente las enterré con fuerza en tu garganta...con ágiles movimientos, primero hacia la derecha, luego hacia la izquierda, arriba, abajo; logré desarmarte de la garganta hasta la frente, esa carita burlona con la que me mirabas. Lo bueno fue que ni te quejaste, que buen chico me resultaste después de todo... La sangre que brotaba salpicó mi rostro, pero no importó el haberme lastimado las manos con las tijeras. La foto quedó más bonita sin tu imagen a mi lado. Evangelina S. Vilche

EL PRECIO DEL SUICIDIO

Envuelto en las sombrías aguas del olvido invocó a la muerte que emergió desde las profundidades. Disfrazada en una tentadora daga se deslizò por sus venas, mientras él reclamaba en nombre de Zeus. Sus manos empapadas en sangre se deslizaron por las paredes esperando con su muerte alcanzar el paraíso del olimpo, intentó escribir el nombre de su dios con su sangre ... Pero solo logró esbozar el nombre de Hades, quién lo llevó a sucumbir en las ardientes llamas del inframundo. Evangelina S. Vilche

EL ARTE DE QUERERTE

Solo seré sombra en el silencioso arte de quererte. Mis ojos se eclipsarán con la luna y el sol abrasará mis espaldas al sentirte cerca pero lejos, porque físicamente estás ausente. Oiré tu aullido de nostalgia como lobo que alaba cada luna roja, anhelando mi cuerpo.   Víctimas salvajes del destino y la distancia que en un cuanto de energía cósmica nos conecta a través del único universo utópico que compartimos. Seré arte en el silencio, sombras de quererte entre el sol y la luna, que en tu ausente presencia se eclipsan con mi cuerpo para sentirte sin tenerte. Evangelina S. Vilche

Cuántas veces quisiéramos tener la capacidad de derribar esos muros que nos separan de la persona que amamos... ?

A TRAVÉS DE LA PARED Entre nosotros se levanta un muro, que nos separa en el camino, que nos condena a vivir en la distancia de este romance plagado de falsas esperanzas, el que ambos creemos verdad. Entre nosotros se erige un muro. Quieres hablarme, yo quiero oírte, quieres oírme y yo responderte… a través de la pared... intento verte y no logro hacerlo.  Intento escalar el muro, salto me esmero y caigo deslizándome como gato que clava sus uñas con fuerza para aferrarse. Impongo insistencia felina para trepar y nuevamente me deslizo cuesta abajo con las manos lastimadas y desangradas de tanto intentar. Quisiera lograr subir. Y tú de un lado y yo del otro, lo buscamos derribar. El amarnos se vuelve una batalla campal, tu y yo enfrentándonos a una maldita pared. El deseo de querer encontrarnos en un punto, y ese maldito muro, que nos bloquea el camino. No hay escalera con escalón, ni longitud suficiente que nos permita llegar hasta arriba y encontrarnos en el cielo...