No hallé en tus ojos lo que tanto buscaba. Solo sombras sin luz, con destellos de vanidad y egoísmo. No hallé en tus ojos una gota de esperanza, solo sueños frustrados encerrados en una tumba de codicia y poder.
No pude vislumbrar en ellos el amor que tanto ansiaba ver reflejado, solo imágenes de lujuriosos placeres vi emerger de tus pupilas.
No había mareas de pleamar que indicaran que alguna vez habías sufrido por un querer, ni un lagrimal con indicios de una lágrima emanada de un corazón cansado de abrirse al amor.
No hallé en tus ojos el tesoro que tanto buscaba, solo una mirada fría y perdida en su propio yo.
No tenías la capacidad de entregarte en una mirada, ni vergüenza de encontrar tus ojos con los míos a pesar de tu terquedad y tu fría vanidad.
Sin embargo y a pesar de no haber encontrado el tesoro que tanto buscaba en tu mirada, me arriesgué a vivir la cruda odisea de entregarle a tus ojos el destello ansioso que dilataba mis pupilas al amarte sin condición.
Hoy pago el precio de la agonía por asumir semejante riesgo, mi mirada quedó sepultada en la tuya. Pero no importa, sé que algún día por mi hechizo sabrás lo que es sufrir por amor. Y cuando al fin decidas amarme verás en mi mirada tus ojos reflejados, como los vi el mismo día en que te entregué mi fe.
Evangelina S. Vilche
Comentarios
Publicar un comentario