Cuántas veces quisiéramos tener la capacidad de derribar esos muros que nos separan de la persona que amamos... ?
A TRAVÉS DE LA PARED
Entre nosotros
se levanta un muro, que nos separa en el camino, que nos condena a vivir en la
distancia de este romance plagado de falsas esperanzas, el que ambos creemos
verdad.
Entre nosotros
se erige un muro.
Quieres hablarme, yo quiero oírte, quieres oírme y yo
responderte… a través de la pared... intento verte y no logro hacerlo.
Intento
escalar el muro, salto me esmero y caigo deslizándome como gato que clava sus
uñas con fuerza para aferrarse. Impongo insistencia felina para trepar y
nuevamente me deslizo cuesta abajo con las manos lastimadas y desangradas de
tanto intentar.
Quisiera lograr
subir. Y tú de un lado y yo del otro, lo buscamos derribar.
El amarnos se
vuelve una batalla campal, tu y yo enfrentándonos a una maldita pared.
El deseo de
querer encontrarnos en un punto, y ese maldito muro, que nos bloquea el camino.
No hay escalera
con escalón, ni longitud suficiente que nos permita llegar hasta arriba y
encontrarnos en el cielo, donde termina, donde en el momento exacto la luna nos
ilumina a los dos.
Quiero besarte,
tú me besas en mis sueños; tú quieres besarme y yo te beso en los tuyos, pero
la imposibilidad de hacerlo nos sumerge en la desesperación…. Y esas ganas de
querer fundir nuestros cuerpos en un abrazo que jamás podrá ser, mientras esa
maldita pared se atraviese en nuestras vidas.
Observo y
observo, cada rincón, solo encuentro una grieta por la que quisiera
escabullirme. Si tan solo supiera orar y pedirle a ese señor, quién dicen obra
milagros, me convierta en una hormiga para poder llegar hasta ti… pero dicen
que las hormigas viven poco y el camino a través del espesor del muro es
demasiado largo, se haría eterno el recorrido para mí, jamás llegaría por más
que quisiera. Así fuese que ese ser supremo me otorgara más de mil vidas, sé con
certeza que no me alcanzarían para atravesar ese pequeño e infinito sendero.
Tengo ganas de
abrazarte, de oírte, de besarte y ese maldito muro sigue ahí, separando el
camino que nos une.
Ya quisiera yo
tener la fuerza de un huracán, si algún ser magnánimo me otorgase ese poder…con
toda mi furia derrumbaría esa maldita pared. Pero si así fuera tengo miedo que
las ruinas te aplasten y moriré de tristeza contigo y las consecuencias.
Tú me quieres,
yo te quiero y ese muro que se extiende de derecha a izquierda, sin principio
ni final, solo nos consuela la luna, cuando en el punto exacto en la cúspide de
la oscuridad, a través de ella nos podemos mirar…
Nos tiramos a
tierra a llorar y allí sigue... esa maldita pared...
Evangelina S. Vilche
No sé si será posible, pero el sentimiento sigue latente.... |
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