Solía caminar por un prado alfombrado de primaveras, pintado de sutiles colores que daban vida a mi vida.
Tiempos en que el corazón palpitaba en mi pecho y mi alma habitaba feliz en mi cuerpo.
La espera se hacia dulce en el silencio, me sabia a miel la soledad porque aun así teniéndote lejos te sentía cerca...
Pero al tiempo me despierto aturdida en el vacío, caminando sola en el desierto. Una tormenta de arena azota fuerte mis esperanzas, me debilita y me lastima, metiéndose en mi carne, hiriéndome hasta lo más profundo. Caigo de rodillas, porque duele y me consume...
Ya no hay fortaleza en mí.
La arena, quema mis pies. Descalza camino en el delirio de tenerte.
La arena, quema mis pies. Descalza camino en el delirio de tenerte.
Llevo el alma en una mano, como un trapo que se arrastra. Va dibujando una ruta, con los sueños que de ella se desprenden, pero se borran con el viento.
En mi otra mano, mi corazón se desangra, siente el dolor de no tenerte cerca cuando me dices te amo... Jamás pensé que doliera tanto... Ya no lo digas, no me digas lo que sientes, hasta que no estés a mi lado...