Le entregó el cuerpo para que pintase su arte.
El pintor tomó su paleta, untó sus dedos en el los brillantes colores del óleo y, al compás agitado del vibrar de la melodía desprendida de un violín, pintó de arco iris a su musa.
Recorrió cada detalle de su cuerpo, de lienzo le sirvió la piel. Y en arte le hizo el amor, con sus dedos de pincel...