Es cuando llega la noche y me encuentro en soledad, cuando puedo apreciar que realmente estoy cansada de la puta vanidad de la rutina.
Pararme frente al espejo y observar la dejadez de mi cabello ajustado en una cola de caballo hecha a desgana en la mañana, tras quitarme unas mechas por el enredo. Un rostro demacrado y seco por el polvaderal detrás de la escoba, esa nube que me envuelve a diario tras un sueño incumplido de quererme merecer unos masajes en los pies, una mascarilla de barro en un spa ,o un cóctel fresco en las playas de Marbella. Un grito de : ¡¡¡¡mamaaá!!! que hay de comer?!, me despierta y me lleva a las corridas hasta el almacén, sin lavarme la cara, ni cambiarme el pantalón que le resalta la mugre luego de haber hecho limpieza. Y la vecina que te mira medio raro y le susurra a la otra, que se le escapa el secreto queriendo o sin querer: " mirá que mugrienta".¿ Y que le pasa señora? es que tengo que explicarle que se me pasó la hora y no me limo las uñas porque no me rasco, como quizá a usted sí, le sobra el tiempo y la lengua para criticar mi tropezón?
Llega el momento de pagar y tras sudar después de contar las monedas, con alivio suspiro al ver que me alcanza para cubrir lo que vamos a comer. Me quedan las ganas del perfume caro que hoy llegó en promoción, y yo sabiendo que no me queda otra que el aroma del aceite, de la fritura que prepararé hoy. Por la tarde, mi jardín apacigua ese deseo y me perfuma la ruda, una rosa y el jazmín.
Ropa sucia a montones veo cada vez que un minuto de vacaciones me quiero tomar en un libro, y el solo verla me quita la concentración. Otra vez la corrida entre sábanas, medias sucias y medias limpias, varias sogas extendidas de extremo a extremo en el patio que colapsan por el peso y como para distenderme entono una canción. Tender, tender, destender, doblar y volver a lavar y a tender otra vez, pensando que nuevamente las volveré a llenar. Me pregunto: ¿que sentirán con tanta carga? y de verdad que las compadezco y las comprendo al verlas doblarse por el peso a pleno rayo del sol.
Desde hablar con todos a la vez hasta quedar sola para hablar, desde oírlos a todos a la vez hasta que no queda nadie que me quiera escuchar, de acompañarlos a todos a la vez hasta que no queda nadie que me pueda acompañar... Cena, platos, gritos, llantos, caprichos, quejas, cuentas, y la responsabilidad escolar...a diario sueño con ser libre.
Llega la noche, y el espejo me cuenta lo cansada que estoy por esta puta vanidad de la rutina... mi ropa sucia queda tendida en el piso, mojada tras darme una ducha y en la almohada no encuentro el sueño que me ayude a escapar...
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