Fue cosa de mandinga o de la divina providencia. No sé, aun lo dejo en tela de juicio y a beneficio de la sagrada duda.
Cuestiones del corazón que superan la plena razón, así no la tenga.
La metafísica o la brujería, que me lo expliquen si pueden. Como fue que me salvaste antes de que cuente siete veces siete. Si fueron tan sólo tres intentos, fallidos, en los que mi corazón se detuvo entre tus brazos, cuando por amor te despedías . Que nadie lo va a entender si lo explico, pero sí, hay quiénes se van y toman otro rumbo por el puro arte de amar y para no lastimar. Aunque también, duelen las despedidas, a veces, duele menos la distancia que estar a la par-.
Tres veces, en eso estaba, a puro llanto entre sus brazos . Abrazando a mi Teddy, el felpudo inanimado que se duerme en su almohada, ocupando su lugar, cuando no está de noche en casa.
Mis pupilas perdidas en las profundidades de su alma, esa que deja ver con transparencia milímetros más allá de sus ojos...
-¡Mi cielo!... Por favor... Respira...
Y tres intentos exitosos de reanimación cardíaca que superaban la desesperación por bajarme a tierra.
A lo lejos lo veía. Calentito se sentía el irme. La tibieza de un clima primaveral envolvía mi alma, mientras mi cuerpo comenzaba a entumecerse desde los pies...
- ¡Deja que me lleve! No lo detengas... Yo ya hice lo que tenía destinado aquí... Deja que me lleve...
- Eso nunca, solo cuando se decida a llevarnos juntos , será entonces el momento de partir... Te necesito a mi lado para que me ayudes a cambiar. No me sueltes la mano... No nos sueltes la mano... Te prometo cambiar.
Fueron las últimas palabras que escuché de él antes de partir.
Igual le solté la mano. No me necesitaba a mí, yo solo fui el puntapié para que se salvara a si mismo.
Lo que no sabe, es que lo espero aquí... y vendrá a mí, antes que cuente siete...
Cuestiones del corazón que superan la plena razón, así no la tenga.
La metafísica o la brujería, que me lo expliquen si pueden. Como fue que me salvaste antes de que cuente siete veces siete. Si fueron tan sólo tres intentos, fallidos, en los que mi corazón se detuvo entre tus brazos, cuando por amor te despedías . Que nadie lo va a entender si lo explico, pero sí, hay quiénes se van y toman otro rumbo por el puro arte de amar y para no lastimar. Aunque también, duelen las despedidas, a veces, duele menos la distancia que estar a la par-.
Tres veces, en eso estaba, a puro llanto entre sus brazos . Abrazando a mi Teddy, el felpudo inanimado que se duerme en su almohada, ocupando su lugar, cuando no está de noche en casa.
Mis pupilas perdidas en las profundidades de su alma, esa que deja ver con transparencia milímetros más allá de sus ojos...
-¡Mi cielo!... Por favor... Respira...
Y tres intentos exitosos de reanimación cardíaca que superaban la desesperación por bajarme a tierra.
A lo lejos lo veía. Calentito se sentía el irme. La tibieza de un clima primaveral envolvía mi alma, mientras mi cuerpo comenzaba a entumecerse desde los pies...
- ¡Deja que me lleve! No lo detengas... Yo ya hice lo que tenía destinado aquí... Deja que me lleve...
- Eso nunca, solo cuando se decida a llevarnos juntos , será entonces el momento de partir... Te necesito a mi lado para que me ayudes a cambiar. No me sueltes la mano... No nos sueltes la mano... Te prometo cambiar.
Fueron las últimas palabras que escuché de él antes de partir.
Igual le solté la mano. No me necesitaba a mí, yo solo fui el puntapié para que se salvara a si mismo.
Lo que no sabe, es que lo espero aquí... y vendrá a mí, antes que cuente siete...
ESV
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