En las calles de la ciudad intento descubrir al poeta
pensar un poquito de su pensadera
hilando tramos de angustia con poesía
deshilachando la alegría
en retazos de realidad
entender por qué
entre tanta gente lo
acompaña
de la mano su soledad
Lazarillo noble de la imaginación perdida
Obsoleta y mundana mente despierta
sensible a los estímulos del corazón
Lo veo cerrar los ojos y pestañear
más de mil veces al
viento
mientras lo deja sin aliento
el ave que con
cautela ve partir de su nido
a su pequeño pichón que aspira
poder sobrevolar la vida
sin miedo del cazador
Suspiro al sentir sus ansias
de vislumbrar la naturaleza
entre lo que queda de maleza
perdida como aguja entre la paja
entre concreto y concreto
volviéndole al cuerpo el aliento
al hallar una pequeña flor
Insomnio de madrugada
que me recuerda de nuevo al poeta
intentando despertar al planeta
gritándole a la memoria
que le devuelva la razón.
Loco infame
hostil persecutor de
la realidad
vive la vida al azar
de los sueños su delirio
cierra su boca y en vez de gritar
le cuenta en letras a la ciudad
de lo que fue y nunca jamás volverá
de lo que solía ser el amar
del romanticismo perdido
hecho del que el olvido
en solo sexo supo encerrar…
Quisiera ser el poeta
Y en su piel poderme esconder.
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