Yo no sabía quiénes eran esas personas ni por qué lloran sus padres, estoy tan lejos de todo.
No tengo tv por cable, ni mucho menos eso que le llaman internet, pero alguien me dijo que se pelean. Que no se conocen, pero igual se pelean.
Ayer salí de paseo con mis hermanos en busca de juegos entre las ruinas que dejaron jugando a eso que juegan los grandes. Guerra creo que le dicen... Algo así me contó mi papá antes de irse a jugar con ellos.
Me pareció muy tonto ese juego, te pones una banderita y un disfraz del color que te dicen los "peluqueros" - así los llamaba mi pá- esos que lavan cabezas, que más bien para mí son zombies porque se la pasan comiendo los cerebros de la gente.
Luego, solo apuntamos al cerebro de otro niño, a su mamá, a su hermano, y a otros niños. Desde arriba, por supuesto, duele menos porque no impresiona el rojo, desde arriba.
Llega la noche y sueño con ese juego, no se me hace difícil soñar cuando se oyen a lo lejos, muy a lo lejos, los estruendosos sonidos que llegan desde las ciudades vecinas, donde según me contó mi mami no paran de jugar con ellos - otros, a quienes los habitantes de allí no conocen- claro, y eso es porque vienen de muy lejos, de un país de no sé dónde.
Por la mañana me levanto y mamita llora desconsolada, postrada en el suelo con mis hermanitos entre sus brazos. Sucios de tanto rojo, fingiendo no respirar. Sus bracitos y sus piernitas están rotos. El más pequeñín me impresionó más pues parece ser que fue quién más jugó. Su corazoncito se veía descocido desde un huequito que dejaron en su pecho... Por largo rato lo miré, intentando encontrar a dios en él, eso era lo que decía siempre el pequeñito, que diosito vivía en su corazón , y yo mirando por ese huequito a ver si lo podía hallar. Lo busqué pero no lo encontré, parecía haberse mudado, para mi que no quería jugar.
Mi mamita seguía llorando y mis hermanitos jugando a ese juego tan feo.
Salí fuera de lo que quedaba de mi casita para respirar un poco de aire que no oliera a pólvora y a polvo de escombros... pero la fetidez era terrible, me restregué los ojos para observar, no había nadie solo esa gente que venía por mí, y yo no quería jugar...
La tinta del caos
setiembre, 2015
El mundo que me dejas no es el que yo elijo, y no todo lo que me enseñas es lo que yo quiero aprender... déjame ser y jugar como lo que soy " un niño" y verás que puedo heredarte un mundo mejor...
Comentarios
Publicar un comentario