Salí de casa pasada la media noche, el azabache del cielo dejaba relucir, como nunca antes había visto, a cada una de las inalcanzables luciérnagas que lo adornaban. La luna, siempre sonriente y el sembradío mullido, sobre el que se asentaban mis pies me hicieron su anfitriona; invitándome a que me alejara de las paredes y me sentara en el potrero.
Tan mágico y espléndido se veía todo que no necesité de una farola para guiar mis pasos.
Allí me quedé mirando hacia arriba. Buscando en el más allá del cosmos aquello que mis ojos no lograban ver, y mi imaginación podía alcanzar.
Los vi acercarse. En un principio parecían diminutos puntos de luz zigzagueantes por el infinito. Luego fueron creciendo. Tomaron forma de soles de múltiples y variados colores, de una gama que , a decir verdad, no sabía que existían. Invento de mi mente, pensé, o tal vez algo que comí me indigestó y me hacia alucinar. Pero no. En un principio eran unos pocos, en unas fracciones de segundos fueron decenas y decenas de ellos.
Venían hacia mí, cambiando constantemente de una forma a otra. Luego fueron cometas que se disipaban en la atmósfera para llegar a mí como exóticas mariposas, intensas, luminosas, imparables y perfumadas con aroma a esperanza.
Revolotearon a mi alrededor queriéndome seducir. Caí en la tentación de correr al granero a buscar una red. No quería dejar escapar ni una sola.
Eran mis sueños que se mimetizaban en la inconstancia de mis emociones y en la inconsistencia de mis vaivenes de indecisión.
Cuánto mas pasaría sin reaccionar frente a ellos... vacilar y seguir desperdiciando ese tesoro llamado tiempo que nunca mas recuperaré gastando mis pocas energías entre lamentos de lo que podría haber hecho de mi vida y nunca hice?... aunque me tiemble el cuerpo aun puedo hacer...
Crecí, creí y viví en un mundo de reveces y de reveces llené mis días impulsando a mis seres amados a vivir "cientos de imposibilidades" ,como lo hacía aquella chiquilla que perseguía a un conejo que no desperdiciaba ni un segundo, o que confiaba en un sombrerero que estaba totalmente desorbitado de la realidad.
Llegó el momento, todas mis "imposibilidades " navegan frente a mí, mis reveces vienen por mí...
No se cuanto tiempo me llevará atraparlos a todos, pero desde esa noche y durante todas las noches de mi agitada vida, no dejaré de tomar mi red para cazarlos uno por uno .La vejez me agarró desapercibida, pero aun me queda un universo repleto de sueños y un millón de estrellas por alcanzar ... en mis manos una red con mucho espacio por llenar.
La tinta del caos.
Comentarios
Publicar un comentario