PARTE 1
Llegará
la noche eterna, la luna se cubrirá de rojo intenso reflejando un mar de
sangre, en el que por destino quedará inmersa la tierra.
En
el cielo resonarán las trompetas que anunciarán el apocalipsis. Los ángeles descenderán,
vestidos de luminosos rayos que cegarán los ojos de toda vida, y de los
infiernos ascenderán los demonios que vendrán a confundir la mente de los
hombres.
La
naturaleza se revelará, provocará grandes pérdidas materiales y se cobrará
millones de vidas humanas.
La
tierra gemirá, temblará y comenzará a rugir el Vesubio, entonces desbordarán
desde su garganta gritos de furia ,será su venganza después de haber
permanecido en silencio durante miles de años, preso de la mano de un dios
compasivo. Su grito de libertad despertará de su letargo a cientos de dragones
de piedra que se dispersan a lo largo y a lo ancho de los extensos cordones
montañosos que recorren de extremo a
extremo el planeta. Y sus lenguas de fuego azotarán pueblos y ciudades enteras
para convertirlas en gruesas capas de ceniza y roca.
Una
fuerza sobrenatural se extenderá sobre los mares agitando con furia las aguas
hasta sacarlas de su lecho. Y sucederán maremotos que sumergirán una cuarta
parte del planeta. También vendrán huracanes y tornados que provocarán más
destrucción.
Agua,
fuego, aire y tierra, los cuatro elementos de la naturaleza se cobrarán la vida
de más de un tercio de la civilización.
A
ellos les acompañará la guerra, el hambre y la muerte, quiénes montados como
jinetes apocalípticos saldrán con sus ejércitos a dar el ultimátum. El terror
se adueñará de la humanidad toda, la sangre correrá y regará la tierra.
La
paz y la justicia huirán envueltas en una nube de desidia. Y la guerra sacará
provecho para instaurar su dominio bajo el mando dictador de satanás, quién erigirá
su trono sobre el mundo y como reina
tendrá a la muerte sentada a su derecha. Toda carne será sometida, adorarán y
besarán sus pies entregándoles sus almas con el único propósito de salvar sus
vidas.
Y
con la guerra vendrán el hambre y las pestes, no habrá nada que pueda
abatirlas, millones de personas padecerán. Plagas de insectos arrasarán con los
campos y sembradíos, con ellos vendrán las sequías y el sol quemará todo
aquello que sus rayos toquen. Las altas temperaturas, la falta de pastizales y
de agua acabarán con el ganado. Unos entre otros se asesinarán por una ración
de agua y harina, que escasearán en extremo. Muchos se quitarán la vida para no
padecer.
Hombres,
mujeres y niños inocentes serán lapidados, torturados y ejecutados sin
compasión.
Y
llegará el tiempo en que las mujeres dejarán de parir para que sus hijos no
sean decapitados al nacer.
Grandes
ejércitos, en los que incluso se
enlistarán a ancianos y niños, se movilizarán y unos batallarán contra otros.
Las pocas ciudades que queden en pie serán destruidas y arderán bajo las llamas
del odio.
Y
el día final una poderosa explosión nacida en el oriente provocará un silencio
de ultratumba. La civilización, toda, desaparecerá.
Será
entonces cuando la gran guerra termine; ángeles y demonios del apocalipsis
retornarán a los cielos y al inframundo y con ellos todas las almas que
habitaban en el mundo. Pero la muerte
aun hará sentir sus pasos, recorriendo las calles de la última ciudad que fue
destruida en el extremo más austral del planeta. Caminará a espaldas de un sobreviviente,
el único hombre, un alma que penará bajo el dominio de la parca con el
propósito de hallar y exterminar la última esperanza anunciada por profecía:
bajo la protección del intenso verde “del portador de la esperanza” una madre dará
a luz un llanto prometedor que será el origen de una nueva civilización, una
nueva oportunidad para la humanidad…
La tinta del caos
29, mayo 2015
Der. Res.
Llegará la noche eterna, la luna se cubrirá de rojo intenso reflejando un mar de sangre, en el que por destino quedará inmersa la tierra... |
Muy bueno Eva, lástima no poder seguirte entre mis amigos, está restringido. Besos
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